¿Por qué sólo una historia y no miles de historias? Porque ya no hay nada que simular y enmarcar, sino que hay que sobrepasar tan amplia, meticulosa y rápidamente como sea posible la narración y su memoria, que va del horror a la comicidad, de la constatación de la repetición de la muerte al estado místico, de la información a la meditación catastrófica, de lo biológico a lo metafísico, pasando, cabalísticamente, por la burla, la obscenidad y, evidentemente, lo trágico.
-Philippe Sollers-, Présentation de Paradis, Edition du Seuil, 1981
Repentinamente inspirado, un bailarín en crisis de creación se deja transportar por un diálogo entre tres personajes shakesperianos. Con el vocabulario de su cuerpo y la intensidad de su identidad, encarna el diálogo trágico hasta el final en una lucha entre la impotencia de sus esfuerzos y la necesidad de atrapar al público. Alessandro Bernardeschi encarna la tragedia. Caterina Sagna crea para él una danza nerviosa, una batalla contra las obsesiones.
Transgedy es una transacción entre diversas tragedias. Para obtener nuestro material de trabajo hemos realizado un resumen de diversos trabajos transoceánicos, ingleses, para ser exactos (Shakespeare), llegando a un acuerdo entre éstos sin escrúpulos ni culpa. Nace una figura, como en un trance, se transfigura dejándose transitar por personajes transitorios con los que se identifica al máximo, transustanciándose ante cualquier estímulo. La transferencia tiene lugar a través de transiciones y es transitivo que Alessandro sea transitado por personajes de ambos sexos sin parecer jamás transexual. Un solo transitorio, de veinticinco minutos de duración, en el que el intérprete se entrega generosa y completamente a un tránsito transversal entre géneros, entre el ser y el parecer. Transparente en los recorridos de la emoción y vitalmente trágico en su sacrificio al espacio transitable por excelencia: el teatro.