Death Is Certain

Berlín (versión en vídeo, 2003)

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Las cerezas tienen la piel suave, carne y un hueso dentro de ellas. Su jugo es rojo como la sangre. Cuando las tratas como los humanos tratan a veces a otros humanos, se vuelven humanas, o al menos objetos animados que te invitan a identificarte con ellas. Inspirada por los cuentos de hadas en los que a veces los objetos cobran vida y se convierten en pantallas en las que proyectar tus propias experiencias y fantasías, en la acción Death Is Certain Eva Meyer-Keller ha colocado a las dulces cerezas como protagonistas. Se extraen los rabos de la fruta, pero no se las lava o deshuesa, sino que son asesinadas. Ella se encarga con sus propias manos de esta tarea, de una manera que transforma lo cotidiano en algo brutal.

El espectador evoca muertes de películas, pero también la realidad de las ejecuciones, tal y como ocurren: asociaciones de experiencias individuales y colectivas ante el rostro de la dulce muerte sobre una mesa de cocina.

Texto sobre la versión en vídeo
En la versión en video de esta acción, la artista berlinesa Eva Meyer-Keller corta, fragmenta y quema cerezas en una delicada y minuciosa operación, sometiéndolas a numerosas formas de tormento. Las frutas se transforman en sujetos y los objetos cotidianos se convierten en instrumentos para asesinar, lo cual lleva al espectador a asociar con el escenario con una sala de torturas. Meyer-Keller transforma chinchetas, vasos de plástico y alfileres, los incrusta en las cerezas, desplegando así el marco discursivo para este (sádico) juego de roles con intermediario. Parece que nadie puede sentirse a salvo, ya que todos tenemos imágenes concretas en nuestra memoria –imágenes de películas, experiencias, informaciones de las noticias, elementos que al final prestan su significado a estas acciones, convirtiendo las cerezas en materia viva y haciendo de las figuras de chocolate un cementerio–. La consistencia y color de las cerezas está especialmente bien elegida, haciendo de ellas el medio simbólico ideal para los experimentos a los que serán sometidas. Meyer-Keller se involucra en un salvaje juego irónico con las imágenes colectivas e individuales en torno al asesinato, que habitan el imaginario de cada individuo. En este caso usa la cereza como elemento de personificación paradójico para el humor negro implícito en esta acción.

Una acción y filmación de: Eva Meyer-Keller
Producción: Eva Meyer-Keller
Con el apoyo de: Vooruit Gent, Stuk Leuven
Gracias a: Alexandra Bachzetsis, Juan Domínguez, Mette Edwardsen, Cuqui Jerez, Martin Nachbar, Rico Repotente
Duración: 35 min